La Conferencia Internacional del Trabajo del Centenario de 2019 adopta un nuevo Convenio y una nueva Recomendación sobre la violencia y el acoso en el mundo del trabajo
La Internacional de la Educación acoge con satisfacción la medida histórica de la 108ª reunión de la Conferencia Internacional del Trabajo del Centenario, que acaba de adoptar el primer instrumento mundial de este tipo: un Convenio y una Recomendación sobre la violencia y el acoso en el mundo del trabajo.
El documento fue aprobado con 394 votos a favor, 12 en contra y 44 abstenciones.
El nuevo Convenio 190 es innovador con respecto a su carácter inclusivo: todos los trabajadores y actores del mundo del trabajo quedan cubiertos, independientemente de si trabajan en régimen contractual, son personas que ejercen la autoridad de un empleador o son demandantes de empleo, trabajadores en prácticas, becarios, aprendices o voluntarios. Y se extiende a todos los sectores, público y privado, así como a la economía informal, que comprende más del 60% de los trabajadores.
El Convenio describe la violencia y el acoso en el mundo del trabajo como “un conjunto de comportamientos y prácticas inaceptables”, y se centra en el daño que causan estos comportamientos y prácticas, ya sea físico, psicológico, sexual o económico.
Cien años para hacerlo realidad
Marie Clarke Walker, Secretaria Tesorera del Congreso del Trabajo de Canadá, fue elegida Vicepresidenta (Trabajadores) de la 108ª Conferencia Internacional del Trabajo (CIT), y fue la defensora de los Trabajadores en las negociaciones tripartitas, que en ocasiones fueron muy difíciles, a lo largo de estas últimas dos semanas (10-21 de junio).
En la intervención que realizó ante la CIT el 21 de junio por la mañana, Clarke Walker dijo: “Estamos celebrando el centenario de la Organización Internacional del Trabajo y no se me ocurre mejor regalo que un convenio y una recomendación que aborden uno de los desafíos más perniciosos y complejos con los que se enfrentan los trabajadores y los empleadores de todo el mundo: la violencia y el acoso, un Convenio que realmente no deja a nadie atrás”.
También puso de relieve el trabajo realizado por la Comisión Normativa para hacer que este nuevo instrumento sea una realidad, ya que las deliberaciones de la Comisión “dieron voz a aquellos cuyas historias demuestran cómo la violencia y el acoso están extendidos en el mundo del trabajo. Las historias de los trabajadores del sector textil, los trabajadores domésticos, los vendedores ambulantes, los supervivientes de la violencia doméstica y los millones de mujeres trabajadoras para quienes la violencia y el acoso siguen siendo una realidad cotidiana”.
El Convenio indica claramente los lugares y situaciones, durante el trabajo, en relación con el trabajo o como resultado del mismo, donde se produce la violencia y el acoso: en el lugar de trabajo físico así como durante las reuniones sociales, en Internet, en el lugar donde el trabajador descansa, come o atiende sus necesidades de salud y sanitarias, y durante los trayectos.
Y abarca todos los sectores, público y privado, así como a la economía informal, que comprende más del 60% de los trabajadores, los cuales se encuentran entre los más vulnerables.
No dejar a nadie atrás
En sus comentarios, Clarke Walker destacó que el objetivo del Grupo de los Trabajadores a lo largo de las negociaciones era “elaborar un Convenio y una Recomendación que no dejaran a nadie atrás. Fuimos muy claros: las personas cuya experiencia de violencia y acoso se ve agravada por la discriminación y la desigualdad deben contar con una protección más firme y más sólida”.
Explicó que era una prioridad garantizar la protección de los trabajadores con identidades múltiples e interrelacionadas: “Ya sea por motivos de edad, discapacidad, raza, origen étnico, condición indígena, orientación sexual, identidad de género o cualquier otro motivo, todas las personas del mundo del trabajo deberían sentirse protegidas por este Convenio y esta Recomendación”.
A pesar de haber sido desafiante en ocasiones, el proceso tripartito permitió a los interlocutores sociales acordar un lenguaje que “no solo abordara todos los motivos de discriminación mencionados en [una] lista inicial, sino que fuera más allá, para dar cabida a los debates internacionales en curso sobre la discriminación y los derechos humanos, haciendo referencia a las normas internacionales del trabajo y a los instrumentos de derechos humanos existentes”.
La Internacional de la Educación se une a los trabajadores de todo el mundo para celebrar esta histórica victoria: ¡solidaridad para siempre!