APUNTES SOCIALES | Docentes indígenas inspiran el cambio desde las aulas y en sus comunidades

APUNTES SOCIALES | Docentes indígenas inspiran el cambio desde las aulas y en sus comunidades

Educadoras lideran luchas por la recuperación de la tierra, el acceso a servicios y el fortalecimiento de su cultura en distintos países de América Latina 

Por Alina Rodríguez R. 
Comunicadora, IEAL 

Lidia Beatriz De León, docente indígena guatemalteca, se emociona al hablar de cómo las niñas de las comunidades donde enseña se motivan al verla ejerciendo como profesional. En un contexto en el cual lo común para las mujeres es abandonar los estudios en sexto grado, “que las niñas vean que una es mujer y es docente les alimenta la ilusión de que pueden seguir estudiando y seguir adelante”, explicó. 
 
Lidia es una de muchas docentes indígenas que todos los días realizan un trabajo incansable desde las aulas de distintos países de América Latina. En estos espacios, se enfrentan a grandes retos, resultado de décadas de exclusión de las comunidades en las que viven y trabajan. Sin embargo, fuera de las aulas, estas mujeres también son líderes comunales y, a pesar de los obstáculos, han logrado ser parte de cambios importantes para sus pueblos.  

“Que las niñas vean que una es mujer y es docente les alimenta la ilusión de que pueden seguir estudiando y seguir adelante” Lidia Beatriz De León 

Líderes comunales  

Sandra Carrasco es docente en territorio mapuche, en Chile. La escuela donde enseña está, según sus palabras, “en el centro del conflicto” en el que los mapuches disputan su territorio con las empresas forestales instaladas allí. 
 
La docente recuerda que, hace treinta años, cuando empezaron estas reivindicaciones, era difícil tener acceso a los espacios de discusión si se era mujer. “Nos invitaban, pero los hombres conversaban, proponían, y las mujeres estaban en unos toldos haciendo la comida”, recordó. Sin embargo, ella decidió quedarse en la reunión: “Yo no tengo problema con cocinar, pero, si tengo que cocinar y perderme la reunión, eso no lo voy a hacer”. Desde entonces, asegura que la situación ha cambiado y ahora los roles se distribuyen más equitativamente en estos espacios.  

“Yo no tengo problema con cocinar, pero, si tengo que cocinar y perderme la reunión, eso no lo voy a hacer”. Sandra Carrasco 

Para Idalia Andrade, la primera mujer cacique de Costa Rica, tampoco fue fácil asumir su rol de liderazgo. Además de balancear su horario de trabajo como docente con todas las responsabilidades heredadas de su papá, el anterior líder de la comunidad, Idalia tuvo que lidiar en un inicio con personas que cuestionaban su capacidad para asumir esta tarea.  
 
“Los primeros meses fueron los más duros y estuve a punto de renunciar. Pero mis hijos y mi mamá me convencieron de que continuara. Me di cuenta de que lo que me hacía falta era creerme lo que soy y de lo que soy capaz”, contó y añadió que, quienes en un inicio ponían en duda su liderazgo, ahora buscan su consejo.  

“Me di cuenta de que lo que me hacía falta era creerme lo que soy y de lo que soy capaz” Idalia Andrade 

Marta Ramírez también es líder de su comunidad, elegida por asamblea. Esta educadora de la etnia mascoy, de Paraguay, asumió el rol de liderazgo tras el fallecimiento de su hermano. En estos años, Marta ha aprendido a negociar con las autoridades políticas de su país y a representar a su comunidad para exigir atención en salud y educación, mientras funge como directora del centro educativo. Ella es responsable de que, en 1992, se abriera el primer preescolar con diez estudiantes, institución que actualmente recibe a más de trescientos estudiantes de todos los niveles.  

Educación intercultural bilingüe 

Si algo tiene en común la lucha de estas cuatro mujeres, es el reconocimiento de la importancia de la educación intercultural bilingüe para mantener viva su cultura y para concientizar a los niños y niñas de las problemáticas de su comunidad.  
 
“Yo creo que la escuela puede venir a resolver el problema que generó la misma escuela”, reflexiona Sandra al recordar que, a través del sistema educativo, el pueblo mapuche, así como muchos otros pueblos originarios de la región, fue obligado a dejar su idioma, su historia y su cosmovisión.  
 
“A mi abuela le quebraron los dedos por no saber hablar castellano. Mi madre perdió el idioma porque tuvo que salir a trabajar a las grandes ciudades y asimilarse. Hoy en día, la escuela puede pagar la deuda histórica que tiene con los pueblos”, afirmó.  
 
Por su parte, Lidia —quien es proveniente de Cobán, Guatemala— es maestra, graduada de psicología clínica y tiene una maestría en educación bilingüe intercultural.  
 
Según cuenta, una de las principales dificultades encontradas a la hora de enseñar su idioma quekchí es la falta de material didáctico: “aunque las políticas en el país estén bien establecidas, tenemos importantes carencias en infraestructura y el material para las lecciones bilingües”.  
 
La misma situación encuentra Idalia al impartir sus clases en Punta Burica, en Costa Rica. Los materiales en ngäbere no existen, por lo que debe requerir a su creatividad a la hora de dar lecciones a sus estudiantes.  
 
“Lo que yo hago es agarrar las imágenes de inglés y las traduzco”, explicó. Sin embargo, esto implica que las docentes de lengua indígena deben hacer una tarea doble, pues les corresponde no solo impartir las lecciones, sino también diseñar el material ya existente para sus colegas de otras asignaciones.  

“La única manera de salir adelante es la educación y gracias a eso hoy ya tenemos varios profesionales” Marta Ramírez 

A pesar de estas dificultades, las educadoras coinciden en que la educación es indispensable para conservar la identidad de sus pueblos, como lo ha hecho la comunidad de Marta desde que pudieron abrir su centro educativo. 
 
“La única manera de salir adelante es la educación y gracias a eso hoy ya tenemos varios profesionales”, explicó orgullosa.  
 
Lo mismo señala Sandra, quien rescata la importancia de que, en medio del conflicto enfrentado, su pueblo ahora tiene personas historiadoras, ingenieras, abogadas, educadoras y médicas que han podido acceder a esta formación.  
 
 “Hemos ido a la academia a buscar ese conocimiento que necesitamos para poder combatir en esos espacios de poder lo que es nuestro”, aseguró.  
 
Para Lidia, la docencia se puede ejercer de mejor manera cuando se entiende la realidad de las comunidades, algo para lo cual la formación profesional no prepara. “Conocer el idioma materno de los estudiantes es una ventaja, existe una mejor comunicación y se pueden comprender sus situaciones”, comentó.  

Inspiración para las nuevas generaciones 

“¡Profe, profe te vi en tele!”. Así reciben los y las estudiantes de la primera cacique costarricense a su maestra, quien asegura que niñas y jóvenes le han expresado su deseo de ser como ella cuando crezcan.  
 
Las niñas de las comunidades que lideran Marta —en Paraguay— e Idalia —en Costa Rica— están creciendo con el referente de “mujeres empoderadas”, como les llamó Idalia, no solo en las aulas sino como responsables de las decisiones que afectan a todo el pueblo.  
 
Sandra explica que para ella es importante romper con los estereotipos de género limitantes para las niñas. Por eso, dedica parte de sus lecciones a desmontar mitos sobre los roles asignados e intenta motivar a las estudiantes a ser ingenieras, doctoras o dedicarse a criar a sus hijos, siempre y cuando sea su decisión.  
 
Finalmente, Lidia recuerda conmovida cómo, a pesar de las dificultades, su mamá fue quien la apoyó y motivó a estudiar y a seguir en la universidad, al punto de que considera que sus logros les pertenecen a las dos. “Yo traigo este impulso que me dieron ella y mi abuela, y ahora se lo quiero dar a las niñas que son mis estudiantes”. 
 
Desde la Internacional de la Educación promovemos el papel fundamental que cumplen los y las docentes en la conservación de la identidad de los pueblos originarios, así como la necesidad de exigir a los gobiernos medidas que eliminen las brechas existentes en tema de acceso a servicios, conectividad, dificultades para el traslado y otros que impactan tanto la calidad de la educación como la labor profesional de estas docentes.  

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